La nueva administración presidencial de EE UU ha emitido una orden ejecutiva que recurre a afirmaciones pseudocientíficas para negar la existencia de personas trans y no binarias. La organización Treatment Action Group (TAG) ha señalado que “no hemos visto políticas tan tránsfobas y homófobas emanando del Poder Ejecutivo desde los sombríos años iniciales de la epidemia del VIH/sida”. Esta organización ha subrayado que los activistas del VIH/sida han sido testigos de un gran número de actitudes de desprecio y discriminación que retardaron –desde los años 80– la respuesta a la pandemia del VIH/sida, provocando enfermedades y muertes evitables de innumerables personas LGTBIQ+ en EE UU y a nivel global.
La orden ejecutiva del presidente Donald Trump representa un cambio significativo en la política de género y derechos de las mujeres en los EE UU. Al insistir en una “realidad biológica” del sexo, la administración busca establecer un marco legal que fundamente sus políticas en lo que considera “verdades inmutables”. Sin embargo, todo apunta a que este enfoque será combatido en el ámbito legal y social, dado el contexto diverso y en evolución de las identidades de género en la sociedad contemporánea.
Asimismo, la Sociedad Internacional de Sida (IAS, por sus siglas en inglés) ha emitido un comunicado en el que advierte de que la suspensión inmediata de la financiación al Plan de Emergencia del Presidente de EE UU para Paliar el Sida (PEPFAR, en sus siglas en inglés), incluida una orden de paralización de actividades para las subvenciones y contratos existentes, pone en peligro la vida de millones de personas (véase La Noticia del Día 27/01/2025).
El primer día de su mandato como presidente de EE UU, Donald Trump firmó una orden ejecutiva que prohibía cualquier nuevo gasto gubernamental en proyectos de ayuda exterior. Esto fue seguido por una inesperada “orden de paralización de actividades” emitida el 24 de enero, que significa que la financiación del PEPFAR, incluso para subvenciones y contratos ya existentes, queda congelada.
La LGTBIfobia sigue asociándose a un incremento en el riesgo de adquisición del VIH. Las crueles acciones de la nueva administración son una afrenta a la dignidad de las personas trans y no binarias, desafiando el consenso científico y médico ampliamente aceptado. Datos recientes indican que más de 1,6 millones de personas en los Estados Unidos se identifican como trans, y las políticas federales tránsfobas solo aumentarán el estigma, la discriminación y las barreras al acceso a la atención médica, agravando las disparidades de salud existentes en poblaciones vulnerables. Estas políticas discriminatorias, unidas a discursos patologizantes o de criminalización, son el caldo de cultivo, además, para el repunte de delitos de odio.
Lejos de proteger a las mujeres cisgénero, estas acciones amenazan a aquellas que no se conforman con los estereotipos tradicionales de feminidad. También perjudican el trabajo científico. La participación de personas trans en la investigación puede aportar conocimientos vitales sobre los factores hormonales y cromosómicos relacionados con la salud y con las enfermedades. En este sentido, es fundamental estudiar las contribuciones del sexo y el género al riesgo y los resultados del VIH.
Además, tanto las personas trans como las mujeres cisgénero están subrepresentadas en investigaciones cruciales, como las relacionadas con la prevención del VIH y ensayos clínicos para su cura. Fomentar la participación en estos estudios requiere la construcción de confianza basada en evidencia científica, no en la promoción de la discriminación y la negación de la existencia, la dignidad o los derechos a la atención médica equitativa.
La orden ejecutiva, que establece erróneamente que el sexo y el género deben considerarse de manera binaria por parte del gobierno federal, se fundamenta en propaganda tránsfoba que es común en los mensajes de sectores extremistas de los Estados Unidos y de otros países del mundo. Esta narrativa intenta ignorar la complejidad científicamente comprobada del desarrollo humano. Además, confunde el sexo con la identidad de género, lo que refleja una alarmante falta de entendimiento científico.
La administración Trump, mediante esta orden, realiza una declaración contundente contra los supuestos esfuerzos que buscan “negar la realidad biológica del sexo”. Según esta presunta “ideología de género” se habría logrado, a través medios legales y supuestamente coercitivos, que los hombres se identifiquen como mujeres, accediendo así a espacios y actividades diseñadas exclusivamente para mujeres, como refugios para víctimas de violencia de género o duchas en lugares de trabajo. El presidente argumenta que esta tendencia atentaría contra la dignidad y la seguridad de las mujeres, y que tiene un impacto “corrosivo” en la validez del sistema estadounidense en su conjunto.
La orden establece explícitamente que la política de EE UU se basará en la existencia de dos sexos: masculino y femenino. Se menciona que estas categorizaciones son inmutables y que no deben confundirse con el concepto de “identidad de género”. La administración se compromete a interpretar y aplicar la ley federal de una manera que represente las siguientes definiciones.
Dentro de las definiciones provistas en la orden, el “sexo” se refiere a la clasificación biológica de una persona como masculina o femenina: con “mujeres” y “niñas” se referirán a personas de sexo femenino, tanto adultas como juveniles; y con “hombres” y “niños” a personas de sexo masculino. Además, se critica lo que se denomina “ideología de género” que, según la administración Trump, desconectaría la identidad de género de la realidad biológica y permitiría la afirmación de que una persona con genitales masculinos puede identificarse como mujer, y viceversa.
En definitiva, las implicaciones de esta orden son profundas y abarcan múltiples áreas del derecho, la política pública y la vida cotidiana. La administración Trump dice defender los derechos de las mujeres al utilizar un lenguaje claro y preciso que reconoce la biología como fundamento de las políticas. Sin embargo, la orden ejecutiva ha sido objeto de fuertes críticas por parte de organizaciones que abogan por los derechos de la comunidad LGTBIQ+. Estas críticas argumentan que la visión de la administración ignora la complejidad de la identidad de género y contribuye a la discriminación y exclusión de las personas que no se ajustan a las definiciones tradicionales de “sexo”.
Fuente: Treatment Action Group /Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencias: Executive Order of January 20, 2025 (Defending Women from Gender Ideology Extremism and Restoring Biological Truth to the Federal Government)
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