Francesc Martínez – 10/01/2024
Un estudio publicado en Journal of Hepatology ha concluido que una combinación de ejercicio y dieta es capaz de mejorar significativamente la salud metabólica y hepática en personas con esteatosis hepática avanzada o esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica (MASH, en sus siglas en inglés), antes conocida como esteatohepatitis no alcohólica (NASH, en sus siglas en inglés). Las personas que redujeron su ingesta calórica y realizaron ejercicio de forma regular durante 10 meses experimentaron beneficios clínicamente significativos, incluidos pérdida de peso, mejora en la condición cardiovascular, aumento de la sensibilidad a la insulina, reducción de la grasa hepática y mejoras en biomarcadores hepáticos.
La enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD, por sus siglas en inglés), antes conocida como enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés) y su forma más grave, MASH (anteriormente NASH), son responsables de un porcentaje creciente de enfermedades hepáticas avanzadas en todo el mundo. La nueva terminología enfatiza la conexión con la obesidad, la diabetes y otras anomalías metabólicas. Cabe destacar que la acumulación de grasa en el hígado puede conducir a fibrosis, cirrosis e incluso cáncer de hígado.
Aunque en las personas con el VIH la esteatosis puede ser un efecto secundario de algunos antirretrovirales antiguos (véanse La Noticia del Día 04/02/2019y 05/09/2023), su vinculación con las comorbilidades metabólicas, cada vez más frecuentes dado el envejecimiento de la población con el VIH, es también un hecho relevante. Recientemente se publicó un estudio en el que el fármaco semaglutida obtuvo buenos resultados en personas con el VIH y MASDL (véase La Noticia del Día 11/03/2024), pero el manejo de la enfermedad todavía depende en gran medida de cambios en el estilo de vida tales como la pérdida de peso y el ejercicio físico.
Los autores del presente estudio evaluaron los efectos de una intervención sobre la dieta y los niveles de ejercicio físico de 10 meses de duración sobre la progresión de la enfermedad hepática en personas con MASH. Dichos efectos se evaluaron a través de técnicas de imagen y biopsias diagnósticas. Estas técnicas permiten medir la inflamación hepática, la acumulación de grasa, el desarrollo de fibrosis y otros indicadores de salud hepática.
En el estudio participaron 16 personas con MASH distribuidas aleatoriamente a una intervención que incluía asesoramiento sobre reducción de calorías, una dieta restringida y entrenamientos supervisados de intervalos de alta intensidad tres veces por semana. Un equipo de nutricionistas determinó la ingesta alimentaria óptima para cada participante y analizaron su consumo calórico y nutricional. Ocho participantes adicionales -grupo control- recibieron atención estándar dirigida por un médico.
Los investigadores utilizaron pruebas de resonancia magnética para medir la grasa hepática y realizaron pruebas bioquímicas y de resistencia a la insulina antes y después de la intervención. A mitad del periodo de estudio, también evaluaron la composición corporal y la condición cardiorrespiratoria de los participantes.
Las personas en el grupo de intervención mostraron reducciones significativas en el peso corporal, la masa grasa y el daño hepático en comparación con aquellos que recibieron atención estándar. Los pacientes asignados a la intervención evaluada en el estudio perdieron entre 6 y 10Kg aproximadamente y aumentaron su masa muscular, mientras que aquellas personas en el grupo control perdieron entre 0 y 4Kg. El consumo máximo de oxígeno, un indicador de salud cardiovascular, fue mayor -en promedio- en el grupo asignado a la intervención.
Ambos grupos mostraron reducciones en la ingesta calórica total, los niveles de hemoglobina A1c (un marcador del grado de control sobre los niveles de azúcar en sangre a largo plazo), la resistencia a la insulina hepática y la grasa hepática. Sin embargo, el grupo asignado a la intervención experimentó una mejora mucho mayor a la observada en el grupo control en la sensibilidad periférica a la insulina; es decir, en la capacidad de los músculos y tejidos grasos para usar la insulina de manera efectiva. Esta mejora estuvo estrechamente relacionada con un mayor consumo máximo de oxígeno y la resolución -cuando la hubo- de la enfermedad hepática.
Los resultados del presente estudio ponen de manifiesto la importancia de la dieta y el ejercicio sobre la salud metabólica en general y hepática en particular. Los autores del estudio manifestaron que las guías de práctica clínica deberían dar suma importancia a la incorporación del ejercicio aeróbico en las intervenciones relativas al estilo de vida para obtener el mayor beneficio hepático posible en personas con MASH avanzada.
Fuente: POZ / Elaboración propia (gTt)
Referencia: Mucinski JM, Salvador AF, Moore MP, et al. Histological improvements following energy restriction and exercise: The role of insulin resistance in resolution of MASH. J Hepatol. 2024;81(5):781-793. doi:10.1016/j.jhep.2024.06.017
La entrada Ejercicio y dieta mejorarían la evolución de la esteatosis hepática avanzada se publicó primero en gTt-VIH.