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La mayoría de países de la Unión Europea desoyen a la OMS y continúan patologizando las realidades trans y dificultando el acceso inclusivo de estas personas a los servicios sanitarios

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La salud de las personas trans en la Unión Europea (UE) enfrenta numerosos desafíos. A pesar de la creciente aceptación de la diversidad de identidades de género en la sociedad, las estructuras de salud pública todavía no se han adaptado a las necesidades específicas de estas personas. Esta realidad incide negativamente, por ejemplo, en las estrategias de prevención, tratamiento y seguimiento del VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Todo ello se desprende de la segunda edición del Trans Health Map (Mapa de Salud Trans), que ha publicado TGEU; una organización paraguas que aglutina a más de 200 organizaciones que trabajan por los derechos de las personas trans en más de 50 países de Europa y Asia Central.

La patologización, el estigma, las largas esperas para recibir atención o citas, así como la vulneración de los derechos sexuales y reproductivos son algunos de los principales problemas a los que se enfrentan las personas trans en el acceso a la atención sanitaria en la UE. En este sentido, la publicación del Mapa de Salud Trans de TGEU llega en un momento en el que se espera que estas cuestiones sean abordadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en sus nuevas directrices sobre atención médica específica para personas trans en 2025. Dichas pautas proporcionarán recomendaciones claras y prácticas a los Estados miembros de la UE, para hacer frente a cuestiones críticas relacionadas con la atención sanitaria de las personas trans.

La patologización, de hecho, sigue vigente en la mayoría de los países miembros de la UE, a pesar de las reformas del ICD-11 de la OMS en 2019, que dejaron de clasificar las identidades trans como trastornos mentales. Es importante destacar que 12 Estados de la UE continúan utilizando categorías obsoletas como el diagnóstico de “transexualismo” o “trastorno de la identidad de género infantil” bajo el ICD-10; cinco aplican la “disforia de género” según el DSM-V; y tres utilizan ambos. Únicamente Malta, Dinamarca y España no exigen un diagnóstico psiquiátrico como condición para acceder a cualquier tipo de atención médica específica y transincluyente.

La lenta implementación de la despatologización implica que la atención para personas trans no se ofrece a partir del consentimiento informado y de una toma de decisiones individual, sino que depende totalmente de un diagnóstico. Esto perpetúa visiones estigmatizadas de la atención médica y de las identidades trans como algo que necesita ser “corregido”, relegando las necesidades y deseos de las personas trans a un segundo plano. Esta situación impacta no solo en la atención médica que reciben las personas trans, sino también en el lenguaje y el entorno que prevalece en los servicios de salud, así como en el debate público sobre el tema.

Asimismo, en 22 Estados miembros de la UE las personas no binarias tienen más dificultades para acceder a la atención médica específica, debido a que deben superar más obstáculos y evaluaciones. La atención se restringe solo a quienes se identifican como trans binarias, lo que lleva a una mayor patologización de las personas no binarias. Además, 19 Estados miembros complican el acceso a la atención médica específica para personas trans a solicitantes de asilo, lo que a menudo se traduce en una exclusión total hasta que se procesa su solicitud de asilo o solo se les brinda atención si han iniciado tratamiento en su país de origen.

En Hungría, las personas trans se encuentran en una situación particularmente vulnerable debido al clima político que las estigmatiza, la prohibición del reconocimiento legal de género y la presión sobre las organizaciones sociosanitarias y comunitarias que les ofrecen apoyo. Como resultado, muchas personas trans húngaras se ven obligadas a interrumpir su atención médica o a buscarla en el extranjero, lo que implica un coste adicional que deben cubrir de su propio bolsillo.

De hecho, Hungría, junto a Bulgaria y Rumanía, países que recientemente han informado de altas tasas de nuevas infecciones por el VIH, así como muertes relacionadas, no proporcionan cobertura de la PrEP y la profilaxis post-exposición al VIH (PEP) a personas trans. Por otra parte, el respeto a los derechos sexuales y reproductivos es un aspecto esencial en el camino hacia la afirmación de la identidad de género.  Muchas personas trans que desean transitar médicamente pueden enfrentar la posibilidad dea infertilaaidad como resultado de tratamientos hormonales o cirugías. La capacidad de tener hijos biológicos es un componente importante del bienestar emocional y de la calidad de vida, ya que permite a las personas trans tener control sobre sus opciones reproductivas.

Sin embargo, solo 14 de los 27 Estados miembros de la UE ofrecen alguna forma de Tecnologías de Reproducción Asistida (TRA), como la preservación de gametos o la fertilización in vitro

(FIV), para personas trans. La accesibilidad hacia estos tratamientos es de suma importancia, ya que no solo se trata de cuestiones biológicas, sino también de salud mental y emocional. La falta de opciones puede provocar sentimientos de desesperanza y pérdida de control sobre el propio futuro.

La situación es aún más alarmante cuando se considera que solo 10 Estados miembros proporcionan algún grado de financiación pública para estos tratamientos. Esta escasez de recursos a menudo está vinculada a la falta de clara regulación y políticas acerca de la atención médica a personas trans, lo que deja a muchas de estas personas en una situación de incertidumbre. En este contexto, España destaca como un ejemplo positivo, siendo el primer y único país que garantiza por ley el acceso a las TRA para personas trans a través de la Ley 4/2023.

A pesar de estos avances, el camino para muchas personas sigue siendo arduo. La declaración de Ymania Brown, la nueva directora ejecutiva de TGEU, revela el alcance del problema. El acceso a la atención médica para las personas trans se encuentra entre los niveles más bajos dentro del ámbito de la salud pública en la UE. La espera de más de un año solo para consultar a un médico es una situación inaceptable que se traduce en un impacto negativo en la salud física y mental de estas personas.

Uno de los problemas más acuciantes que enfrentan las personas trans en el ámbito de la salud es el estigma y la discriminación que pueden experimentar por parte de los servicios de atención médica. Este fenómeno no solo afecta el acceso a los servicios, sino que también puede disuadir a las personas trans de buscar atención médica en general, lo que agrava su situación.

La falta de formación y comprensión sobre las realidades trans entre profesionales de la salud también es un obstáculo significativo. Muchos profesionales sociosanitarios carecen de los conocimientos necesarios para ofrecer un servicio adecuado y respetuoso a las personas trans. Esto no solo afecta la calidad de la atención, sino que también puede hacer que los pacientes se sientan incómodos o incomprendidos, lo que podría llevar al rechazo de estos servicios esenciales de salud.

Ante esta situación crítica, la declaración de Ymania Brown resalta la urgencia de abordar estos problemas. Se requiere una atención inmediata a los puntos destacados por el Trans Health Map 2024, que actúa como una herramienta para evaluar y mejorar el acceso y la calidad de la atención médica. Brown urge a los Ministerios de Salud a identificar áreas de reforma urgente y a establecer objetivos claros y alcanzables para mejorar el acceso a la atención médica específica para las personas trans.

La implementación de estas recomendaciones es vital no solo para cumplir con las normativas de derechos humanos, sino también para garantizar que las necesidades de la población trans se integren en la atención médica más amplia. Esto incluye desde la formación de profesionales de la salud hasta la creación de políticas inclusivas que aseguren el acceso a tratamientos y recursos necesarios.

Para construir un sistema de salud más inclusivo, es imprescindible escuchar las voces de las personas trans y trabajar en conjunto con las organizaciones comunitarias que luchan para garantizar sus derechos. La salud de las personas trans no debe ser una cuestión de privilegio, sino de equidad y dignidad humana. La UE tiene la responsabilidad de liderar este cambio y garantizar que toda la ciudadanía tenga acceso efectivo a la atención médica en condiciones de igualdad y respeto.

Fuente: TGEU/Elaboración propia (gTt-VIH).

Referencia: Trans Health Map 2024. EU. TGEU. https://transhealthmap.tgeu.org/

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