El uso de terapia antirretroviral de acción prolongada en personas con el VIH y carga viral detectable ha demostrado ser una herramienta poderosa para alcanzar la supresión virológica incluso en contextos donde los tratamientos orales convencionales no logran funcionar. Estos son los principales hallazgos de un estudio presentado en la 32 Conferencia sobre Retrovirus y Enfermedades Oportunistas (CROI), celebrada recientemente en San Francisco (EE UU), que fue realizado en un centro de salud del sur de EE UU y reveló resultados especialmente esperanzadores para dicho enfoque terapéutico en personas con múltiples barreras sociales, económicas y clínicas.
El estudio
Entre abril de 2021 y agosto de 2024, 361 personas iniciaron tratamiento con terapia antirretroviral de acción prolongada en la clínica que participó en el estudio, de las cuales 81 (alrededor del 22%) la comenzaron con carga viral detectable. Este subgrupo se caracterizaba por tener ciertos factores determinantes de vulnerabilidad en el contexto estadounidense: el 93% eran personas de etnia negra, el 36% eran mujeres cis y también se incluyeron mujeres transgénero y personas que habían adquirido el VIH por vía perinatal. Además, los participantes presentaban una mediana de ingresos anuales de 25.000 dólares y, frecuentemente, vivían en un entorno afectado por factores como inseguridad alimentaria (51%), dificultades de transporte (72%) y riesgo de inestabilidad habitacional (35%). Muchos de ellos tenían antecedentes de infecciones oportunistas, factor que sugiere un historial de inmunosupresión.
Los regímenes de tratamiento consistieron mayoritariamente en cabotegravir y rilpivirina (Vocabria® y Rekambys®, respectivamente; comercializados en EE UU juntos bajo el nombre de Cabenuva®); combinados con lenacapavir (Sunlenca®) o ibalizumab (Trogarzo®) en situaciones clínicas más complejas. La inclusión en el programa requería tener una carga viral igual o superior a 50 copias/mL y, al menos, contar con datos de tres meses de seguimiento. Cabe destacar que el programa se apoyaba en un equipo inter1disciplinar centralizado, que gestionaba desde la elegibilidad para la participación en el estudio hasta la administración de las inyecciones, además del seguimiento proactivo de los participantes. Todo ello facilitó una atención integral y continua.
Resultados
Los resultados fueron notables: el 92% de las personas con viremia detectable al inicio del estudio lograron la supresión virológica (definida como una carga viral inferior a 50 copias/mL). Además, la mayoría lo logró tras apenas una o dos inyecciones. Este éxito clínico se mantuvo hasta el final del periodo de seguimiento. Además, los participantes mostraron una recuperación inmunológica significativa, con un aumento en el recuento de CD4 desde una mediana inicial de 186 células/mm3 hasta 330 células/mm3. Solo seis personas no alcanzaron la supresión virológica: dos de ellas desaérrollaron mutaciones de resistencia a los medicamentos; dos presentaron una viremia persistente de bajo nivel sin evidencias de mutaciones de resistencia y otras dos mantuvieron niveles más altos de virus también sin detectarse mutaciones de resistencia, aunque con cierta mejoría inmunitariaa.
Este modelo de atención demostró ser no solo clínicamente eficaz, sino también viable en términos operativos. Así, se administraron un total de 645 inyecciones, el 99% de ellas dentro de los plazos establecidos. La financiación del tratamiento se logró principalmente a través de seguros médicos, programas estatales y donaciones de la industria farmacéutica, lo cual refleja un esfuerzo coordinado para garantizar el acceso equitativo al tratamiento en un sistema de salud hostil para las personas con ingresos bajos como es el estadounidense.
Implicaciones
Los hallazgos tienen implicaciones significativas para las estrategias de salud pública orientadas a controlar la epidemia del VIH, especialmente en el sur de EE UU, donde persisten desigualdades estructurales que afectan a poblaciones con diversos factores de vulnerabilidad tales como tener bajos recursos económicos. El hecho de que la gran mayoría de los participantes lograra, gracias a las herramientas proporcionadas por el estudio, superar las barreras habituales asociadas al tratamiento oral diario —como la adherencia, el estigma o las condiciones de vida inestables— sugiere que la administración inyectable bimestral puede representar una solución práctica y eficaz para lograr la supresión virológica de forma consistente.
El éxito o la implementación a gran escala en entornos complejos de la estrategia evaluada en el presente estudio dependerá del diseño de programas centrados en la persona, capaces de integrar atención sanitaria, asistencia social y seguimiento activo. Este estudio evidencia que con un modelo bien estructurado incluso los casos más complejos pueden lograr resultados terapéuticos equiparables a los de poblaciones más favorecidas. Así, la terapia antirretroviral de acción prolongada podría llegar a ser una herramienta fundamental para alcanzar los objetivos de poner fin a la epidemia del VIH, no solo desde la innovación médica, sino también desde una respuesta social justa e inclusiva.
Fuente: Elaboración propia (gTt).
Referencia: Colasanti J, et al. Long-Acting Injectable ART in Persons With HIV-1 Viremia in the South: A Tool to End the Epidemic. Conference on Retroviruses and Opportunistic Infections, San Francisco, abstract 690, 2025
La entrada CROI 2025: La terapia antirretroviral de acción prolongada logra mejorar el control del VIH en poblaciones vulnerables se publicó primero en gTt-VIH.